26 de  Noviembre de 2020, 19,00h a 20,00 horas

El coronavirus SARS-COV-2 a principios de año irrumpió en nuestras vidas, provocando una crisis sanitaria, económica y social sin precedentes que seguimos sufriendo en la actualidad. Todo un desafío, que ha puesto y sigue poniendo a prueba nuestro coraje. En el ámbito sanitario, todos los esfuerzos se volcaron inicialmente en el manejo y tratamiento de la Covid-19, esa gran desconocida, enfermedad altamente contagiosa y con una elevada letalidad, de la que todavía desconocemos muchos aspectos. La crisis sanitaria provocada por la Covid-19 nos obligó a implantar la telemedicina cuál elefante en una cacharrería, con el buen propósito de evitar que los Centros de Salud se convirtieran en focos de propagación del virus pero con prisas obligadas, falta de medios y una insatisfacción,  en muchos casos, tanto de pacientes como de los propios médicos.

     En el ámbito de la Dermatología, en las primeras semanas de Abril 2020 empezaron a proliferar casos de personas con Covid-19, con lesiones indistinguibles de una perniosis en las zonas acras de las manos y los pies, o pápulas purpúricas en los talones o las palmas que hacían intuir un eritema multiforme o recordaban remotamente a las manifestaciones cutáneas  del parvovirus B19. Las mismas lesiones se habían visto en China e Italia, pero no estaban bien estudiadas, la literatura indexada era escasa y los medios de comunicación empezaron a transmitir información sin bases científicas que crearon gran confusión.

     Los dermatólogos enseguida comenzaron a estudiarlas. De ese esfuerzo aparecieron en tiempo récord tres publicaciones extremadamente relevantes, en Actas Dermosifiliográficas, International Journal of Dermatology y la Revista Azul, firmadas por autores españoles. Tras un estudio de series de casos,  concluyeron que las lesiones cutáneas representaban una manifestación tardía de la infección COVID-19 y que en la mayoría de ellos el virus no era detectable en el momento de la aparición de las lesiones, ni tampoco los anticuerpos que marcaban la activación del sistema inmunitario detectados por las pruebas rápidas o los ELISA en suero. Varios grupos siguieron estudiando las misteriosas lesiones acrales, para aclarar su patogenia y descubrir qué mediadores protrombóticos, vasculopáticos o autoinmunes estaban bajo esos atípicos «sabañones» post-COVID-19.

      Junto a estas manifestaciones cutáneas variopintas de una enfermedad todavía “misteriosa” y desconcertante, ha habido que seguir atendiendo a pacientes con otras patologías dermatológicas frecuentes, como la psoriasis, y se han publicados nuevas evidencias que mejoran los resultados en el tratamiento de esta enfermedad.

      La Teledermatología se ha impuesto como necesidad en estos tiempos de Covid-19, presentando algunas ventajas, pero también  limitaciones e inconvenientes que conviene la pena conocer y que será objeto de nuestro debate.

       Todos estos aspectos conforman el núcleo de esta interesante actividad de Actualización  Dermatológica que esperamos sea enriquecedora y útil para aplicar a nuestra práctica clínica diaria.

       Y para hablar de todo ello, contamos con la presencia de dos excelentes profesionales en el ámbito de la Dermatología:

DRA. ROSA TABERNER FERRER. Dermatóloga. Médico adjunto del Servicio de Dermatología del Hospital Son Llatzer de Mallorca. Miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología. Autora de diversas publicaciones y cursos sobre Teledermatología, uso de nuevas tecnologías aplicadas a la Dermatología, Fotografía Dermatológica, dermatoscopia y piel negra. Editora del blog docente Dermapixel. Premio Ramón Llull 2016 en el ámbito de la investigación concedido por el Govern de las Illes Balears.

DR. VICENTE ROCAMORA DURÁN. Dermatólogo. Jefe de Servicio de Dermatología del Hospital de Manacor (Mallorca). Presidente de la Sociedad Balear de Dermatología.

Dr. Fernando García Romanos.

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