Hace algunos días (14-04-2021) la SEMERGEN-Ib junto con la Sociedad Balear de Metabolismo Óseo y patrocinado por los laboratorios AMGEN, celebró una interesante Jornada de Diabetes tipo 2 (DM2) y fragilidad ósea en la que participaron los Dr Fernando García Romanos del CS de Santa Catalina,  Presidente de nuestra Sociedad Balear y la Dra Magdalena Femenias Sureda del Hospital Universitario de Son Espases (Palma de Mallorca).
Realizado en la sala del Colegio de Médicos de les Illes Balears se utilizó un formato híbrido en el que se pudieran estar de presencia física, para aquellos que quisieran y a la vez ser trasmitido por vía webinar para los que optaran por la vía on line.
El tema se desarrolló en dos o tres partes; una, que desarrolló el Dr García Romanos, sobre las causas de la mayor fragilidad ósea en los pacientes con DM2; y otro, sobre cuál debería ser el manejo de dichos pacientes y su aplicación en un caso clínico, que desarrolló la Dra Femenias.
Nos sorprendió saber que los pacientes con  DM2 tuvieran mayor riesgo de fractura aún teniendo  mayor densidad ósea, pero al parecer ésta es de peor calidad, lo que es causa, según denomino el Dr García Romanos,  de una “diabetoporosidad” entre estos pacientes, rememorando el término de “diabetoobesidad”, que se puso tan de moda hace algunos años.
Se explicó el por que el paciente con DM2 tiene mayor densidad ósea al tiempo que mayor riesgo de fractura; una paradoja que tiene que ver con diversas causas entre las que se incluye su mayor índice de masa corporal (IMC), la hiperglucemia (alteraciones del colágeno, matriz ósea,…), la adiponectina (que está reducida), las incretinas (reducidas en estos pacientes), las complicaciones microvasculares (retinopatía, neuropatía…), el mayor riesgo de caídas, así como la utilización de ciertos fármacos en el tratamiento de la DM2 (glitazonas, algunos iSGLT2 como la canagliflozina que afectarían a la microarquitectura del hueso), entre otros.
Y es que en estos pacientes, y esto es lo singular, la densitometría (DMO, DXA) siendo normal (el t-score infraestima el riesgo de fractura) no nos informaría sobre el riesgo de fractura y por ello la DM2 no se encontraría dentro de escalas de riesgo para la osteoporosis como la del FRAX, que tiende a infraestimarla en estos pacientes.
Otras escalas como la “Trabecula bone score” (TBS), aunque de uso limitado, debería ser la herramienta a utilizar. Y es que el riesgo de fractura en la DM2  se comportaría de manera similar al de los pacientes que toman glucocorticoides, de modo que deberíamos hacer un abordaje más amplio.
Un abordaje sobre el hueso (fármacos antireabsortivos y osteoformadores), sobre la vitamina D y el calcio, sobre la hiperglucemia, sobre los fármacos antidiabéticos (insulina, sulfonilureas.. mayor riesgo de caída)…

Además, se deberá tener en cuenta la DMO, la edad del paciente, su función renal (el 30% tienen Enfermedad Renal Crónica), la polimedicación, la adherencia al tratamiento, el riesgo de caídas…
En fin, fue una Jornada muy interesante.
Puede consultarla si quieren en la dirección:

https://mega.nz/folder/qIMQzZpK#2NSlTpqwiQW50T4ZB-_z5Q

Mateu Seguí Díaz
UBS Es Castell